Con la llegada del verano, las altas temperaturas se convierten en un factor crítico en la seguridad alimentaria. Cada año, se disparan los casos de intoxicaciones alimentarias durante los meses estivales, muchas veces por una causa tan común como invisible: la ruptura en la cadena de frío. Para las cadenas de alimentación, supermercados y plataformas logísticas, garantizar la correcta conservación de los productos perecederos no es solo una cuestión de calidad, sino de salud pública, cumplimiento normativo y reputación de marca.
¿Por qué aumentan los accidentes alimentarios en verano?
Las bacterias como la Salmonella, Listeria monocytogenes o E. coli encuentran en las altas temperaturas su caldo de cultivo ideal. Un solo fallo en la refrigeración durante el transporte, almacenaje o manipulación puede acelerar la proliferación de microorganismos, comprometiendo la seguridad del producto antes incluso de llegar al consumidor.
Estos fallos no siempre son visibles. La descongelación accidental de un producto en tránsito, un frigorífico mal calibrado en un punto de venta, o el retraso en la reposición de productos refrigerados pueden desencadenar una intoxicación masiva. La cuestión ya no es si puede pasar, sino cuándo y con qué consecuencias.
Custodia de la cadena de frío: la clave está en la trazabilidad
Para minimizar riesgos, la trazabilidad completa de la cadena de frío es fundamental. No basta con tener equipos de refrigeración: se necesita un sistema que garantice, en tiempo real, que las condiciones se están cumpliendo y que, en caso de incidencia, se pueda actuar de forma inmediata.
Aquí es donde entra en juego la digitalización y plataformas como Trackline de Code Contract. Esta solución permite monitorizar, documentar y auditar cada punto del recorrido de un producto, desde su origen hasta el lineal del supermercado. Cada documento relacionado —guías de transporte, certificados de temperatura, informes de control— queda recogido en un expediente digital, accesible y seguro gracias a tecnología blockchain.
Prevención: más allá del cumplimiento
Contar con una plataforma que centralice y automatice el control documental no solo reduce errores humanos, sino que actúa como escudo ante sanciones y reclamaciones. En caso de brote o alerta alimentaria, disponer de un historial preciso y verificable puede marcar la diferencia entre una crisis contenida o un desastre reputacional.
Además, automatizar la solicitud de documentos a proveedores, controlar que estén correctamente cumplimentados y generar informes de cumplimiento en segundos permite a los equipos de calidad centrarse en lo importante: evitar que el problema ocurra.
Un verano sin sustos: la ventaja de anticiparse
La prevención no es una opción, es una necesidad estratégica. En un mercado donde la confianza del consumidor es un activo frágil, las cadenas de alimentación deben apostar por sistemas robustos de trazabilidad y documentación que garanticen que cada yogur, filete o marisco llega en condiciones óptimas a la mesa del cliente.
Este verano, evitar intoxicaciones alimentarias no solo depende de mantener la nevera encendida. Depende de saber, en todo momento, quién hizo qué, cuándo, cómo y con qué garantías.