Bitcoin, Litecoin, Dogecoin… hoy en día estas monedas virtuales nos suenan familiares y las asociamos rápidamente a un contexto que cada día resuena con mayor fuerza. El problema es que en muchos casos se confunde el tocino con la velocidad y quién dice Bitcoin, dice crypto y quién dice Blockchain dice ese sistema que utilizan los hackers para atacar y robar dinero sin dejar rastro.

La confusión ante qué es la tecnología Blockchain y el desconcierto de muchas mentes que intentan explicarlo es generalizado y como alivio os diremos que es normal. Lo es, por cómo se ha tratado este entorno y no es para menos ya que desde su nacimiento práctico ha estado salpicado de misterios y conspiraciones de todo tipo: desde quién o quiénes se esconden bajo la identidad de Satoshi Nakamoto (algo así como el John Galt del S.XXI), la burbuja especulativa más top, la plataforma ideal de los hacker rusos hasta el desarrollo de esta tecnología por parte de inspiración extraterrestre.

 

Ilustración de Conie Curie

 

La importancia de llamarse Blockchain

Aparcamos la nave del misterio y hacemos una pequeña parada en el camino diciendo que Blockchain pertenece a un tipo de Base de datos distribuida (DLT -Distributed Ledger Technology-) en el que los integrantes de la misma se comunican entre sí (red P2P) sin necesidad de una entidad central para intercambiar activos de valor (no necesariamente monetarios) y que tiene como peculiaridad el cierre de varias transacciones en forma de bloque. El concepto es más amplio y un poco más complejo por supuesto.

Las regulaciones que existen dentro de la propia tecnología actúan bajo un “algoritmo de consenso” el cual es aceptado por toda la comunidad para ejecutar correctamente las transacciones y en caso de que alguien no cumpla con las normas establecidas se convierta así en fuente de única verdad a la que acudir. Vamos, “el juez imparcial ideal”.

En este escenario no existen medias tintas. Algo es o no es, no hay supuestos dentro de las transacciones ni leyes sujetas a interpretación por lo que el código dicta sentencia inmediata. Hasta aquí todo es muy justo, idílico y por supuesto utópico a la hora de integrarse con la vida actual.

 

 

¿Cuándo se atisba que un tecnología empieza a cobrar importancia? Cuando grandes empresas pasan del tonteo al noviazgo. Es decir cuándo el uso de esta tecnología es continuado, la relación pasa a ser más que formal y los organismos empiezan a regular su implementación dentro de la vida diaria.

Es cierto que nos volveríamos locos si estuviéramos pendientes de la regulación de cada tecnología disruptiva que aterriza en el mercado, pero si en el ayuntamiento de tu pueblo empiezan a tontear con Blockchain y no son los primeros, es un indicador de “cuando las barbas de tu vecino veas cortar…”

 

El futuro es tecnológico y los datos su mayor valor

4º revolución industrial, Smart Cities, IoT, digitalización… conceptos cada vez más asociados a planes de avance que engloban a empresas de diversa índole. Blockchain es una herramienta que ha entrado como tecnología esencial en la protección de datos por tener una estructura que se basa en 4 pilares fundamentales que sustentan su fuerza: inmutabilidad, trazabilidad, seguridad y transparencia.

Hay que recordar que los activos de valor que se intercambian no tienen por qué tener un precio en el mercado o ser exclusivamente una criptomoneda, de ahí que Blockchain vaya un paso más allá. Pueden ser datos, muchos datos, millones de datos como resultado de cálculos cuánticos que realizan diferentes IA como tarea diaria.

Eso no quita que los datos vertidos carezcan de importancia. Todo lo contrario. Ahí reside su valor, en el conjunto y el contexto que se le da a los datos para llegar a un resultado que no hubiera sido posible sin todos ellos o de forma aislada. Por no hablar en Bable, pondremos un ejemplo visual.

  • Escenario: Un cruce, 2 coches. 1 de ellos no llega a ver el semáforo en rojo y se acerca velozmente a la interesección.
  • Predicción: Varias IA que recogen datos de diversas fuentes (velocidad del coche, ubicación, cámaras de seguridad, combinación de semáforo…) unidas dentro de un único contexto, predicen un accidente. El conjunto de todos ellos y la rapidez de reacción hacen que la tecnología tome el control ante la inacción humana, activando el sistema de frenado para evitar el impacto.

 

 

Junto con la predicción de datos masivos extraídos por diferentes Inteligencias Artificiales que se encargan de vaticinar múltiples escenarios en tiempo real para tomar decisiones instantáneas, se torna más que imprescindible una herramienta digital que trasmita la misma celeridad en la encriptación de los datos, su intercambio dentro de un marco industrial y por tanto, su custodia segura.

El marco de vida que se nos plantea está cada vez más enfocado a lo digital. Mientras aún estamos asumiendo el sistema híbrido de trabajo, unos se aferran al viejo mundo analógico que terminará cayendo en masa y otros estudian de qué manera empezar a implementar la tecnología para que la adaptación sea gradual.

No queremos ser unos dictadores del ecosistema futuro, pero las señales de neón nos indican que la salida de emergencia pasa por una puerta virtual. Así que al menos si no te queda más remedio, te recomendamos que le eches un ojo a las posibilidades de ciberseguridad que tiene Blockchain en el manejo de tus datos. Nunca se sabe quién está detrás de esa puerta virtual, mejor si el que lleva el volante es un amigo.

 

PD: No somos una empresa de ciberseguridad, pero son las cosas del directo 🙂