La tecnología como aliado en el proceso evolutivo

Queremos entrar fuerte a este post y lo hacemos con una pregunta delicada ¿terminarán las máquinas por sustituir nuestro trabajo actual? Las respuestas son variadas y dan para muchos debates pero los que trabajamos con tecnología podemos decir tímidamente que todavía no…

Y es en este todavía no donde caben todo tipo teorías y todas ellas comparten un denominador común, las máquinas como sustitutas de trabajos repetitivos. Es por ello que términos como RPA (automatización robótica de procesos) empiezan a sonar con mayor fuerza. ¿Te sientes desactualizado? Calma, que este salto al futuro va a ser pequeño.

 

 

El cuerpo humano: el mejor ejemplo de automatización de procesos

Como hemos entrado a fuego queremos rebajar el nivel de tensión antes de que veamos películas de Terminator con otros ojos y para ello nos trasladaremos brevemente al campo de la biología del cual no somos nada expertos pero nos facilita la siguiente comparativa.

El ser humano es una máquina muy compleja repleta de incógnitas aún por descubrir, con un cerebro que actúa de caja negra recibiendo información y ejecutando acciones gracias a una toma de decisiones de las que muchas veces ni siquiera somos conscientes y esta es la clave de todo: ¿eres consciente de que estás respirando ahora mismo? ¿cuántas funciones del cuerpo necesitas realizar para llevarlo a cabo? ¿sabes todos los procesos activos que se ejecutan en tu cuerpo para realizar una sencilla acción como es la de leer estas líneas?

 

 

No queremos sacar los colores a nadie pero posiblemente muchos de nosotros no sepamos detallar a la perfección una función vital como es la de respirar. Ni qué decir si la combinamos con otras acciones como es la aporrear el teclado mientras transcribimos nuestros pensamientos en una pantalla. Si esa tarea no estuviera automatizada y tuviéramos que ejecutarla conscientemente no seríamos capaces de mover apenas unos cuantos músculos al unísono.

Que no seamos conscientes de un proceso que nuestro cuerpo realiza de forma autómata no le resta importancia, todos coincidimos que respirar es vital para el ser humano. Gracias a esa y otras automatizaciones el ser humano ha conseguido evolucionar y “desbloquear” nuevas funciones como el habla o el razonamiento.

 

 

Por el contrario cuando hablamos de automatizar laboralmente una tarea, gestión o proceso lo vemos como una amenaza a nuestro trabajo porque pensamos que una máquina todavía no es capaz de sustituir unas acciones que realizamos con tanta destreza, que hemos tardado años en pulir y que requieren de razonamientos complejos.

Un pensamiento que el campo de la IA comienza a desmontar a pasos agigantados ya que el avance en redes neuronales está permitiendo replicar a la perfección y con mayor agilidad comportamientos humanos.

Sin embargo si lo viéramos como una ayuda para eliminar una tarea que se repite sin apenas cambios día sí y día también, podríamos automatizar esas gestiones mientras nos centramos en detectar y analizar patrones que no éramos capaces de ver en el proceso y desbloquear mejoras que aumenten la calidad y por tanto la eficiencia en nuestro puesto. Y quizás así, poder soñar con tener jornadas laborales menos largas y más productivas. O con ver ardillas a través de la ventana, que también es buen plan.

 

 

 

Mejorar la calidad del trabajo, una tarea pendiente

El confinamiento ha acelerado prácticas y cambios que en circunstancias normales hubieran tardado mucho más tiempo en implementarse. La necesidad de comunicarnos e intercambiar información a distancia se ha vuelto vital y como acción vital que es, debemos revisar muchas metodologías de trabajo que se pueden automatizar y que todavía pasan por chequeos manuales.

La tecnología es una gran aliada en este campo y se ha visto que la combinación de varias de ellas puede resultar exitosa en procesos tan complejos como los industriales.

 

Tener una IA que automatice y mejore el proceso, un dispositivo dotado con edge computing que lo analice in situ y un registro Blockchain que certifique y mande a un servidor todo lo que ocurre en la cadena sin preocuparnos de que esa información pueda ser manipulada, automatiza un proceso que gana en agilidad y elimina muchos puntos de verificación manual.

Si los procesos complejos de producción en su mayoría están automatizados ¿por qué no podemos hacer lo mismo con otros sectores? Si volvemos al ejemplo del ser humano, pese a tener una serie de funcionalidades automatizadas el cuerpo es sabio y cuando detecta una anomalía nos avisa para que seamos conscientes de que ese proceso tiene que revisarse.

 

https://www.innovasyscorp.com/

 

Lo mismo ocurre con la tecnología: si algo no sale como debiera, la máquina lanza una serie de avisos que bien pueden ser resueltos por ella misma o solicita la intervención humana, pero en última instancia siempre va a recurrir a un análisis supervisado por un humano que recopilará esas anomalías para evitarlas en un futuro y mejorar así el proceso. Informes que por cierto, ya hacen muchas IA mejor que nosotros y mucho más rápido lo que otorga al supervisor una información de mayor calidad para la eficiencia del trabajo.

Queremos detenernos en este punto porque hay procesos como los contractuales que siguen teniendo un gran número de participantes con una alta intervención manual y un bajo aporte tecnológico. Nos sigue dando cierto reparo incorporar soluciones automáticas para que por ejemplo, se cumplan las condiciones contractuales entre dos o más desconocidos. Un ejercicio que ya está resuelto dentro de una red Blockchain con los Smart Contracts.

 

 

La automatización mola pero… ¿hemos hecho los deberes de la asignatura digital?

Pues no del todo. Los países hace tiempo que publican sus hojas de ruta de forma pública: si China ya alardeaba de sus planes económicos quinquenales, Europa hizo lo propio publicando las tareas que se deben cumplir antes de 2030.

Digamos que como buenos alumnos que somos, a las empresas se nos proponen una serie de retos con ciertas complejidades que si no las abordamos a tiempo inevitablemente las trasladaremos del mundo físico al digital, en forma de suspenso. Un cate en toda regla. Pasaremos inevitablemente de curso sí, pero con las competencias sin resolver y con una asignatura que se nos sigue atragantando año tras año: la digitalización.

 

 

Si seguimos viendo a la tecnología como una amenaza en nuestra vida laboral, posiblemente no entendamos los cambios que están por venir y nuestras labores tarde o temprano queden relegadas e incluso sustituidas completamente por las máquinas. Aquí nadie nos puede decir que no lo vimos venir. Otra cosa es que sea un escenario que guste, ese ya es otro cantar de gesta.

Tenemos claro que aquellas empresas que sepan combinar la gestión humana con la tecnológica para ser más eficientes en su día a día serán aquellas que obtendrán un mayor beneficio en sus cuentas. Y como todo, cuanto antes nos pongamos a estudiar mayor tiempo tendremos para poner en práctica los conocimientos adquiridos el día del examen.

Por resumir este post en pocas líneas creemos que en este nuevo paradigma, estamos a tiempo de decidir si queremos supervisar el trabajo de una máquina o esperamos a que algún día esa máquina sustituya nuestro trabajo actual ¿en qué lado te gustaría estar?